Anoche pensé en ti y mis ganas se encendieron…
En un segundo, la evocación de una palabra suya, la sensación de sentirme tuya en un pensamiento, que ata y libera, que me cala todo el cuerpo provocando un torrente de placer permitido solo por ti, porque solo usted mi Señora sabe provocar, saciar y apagar las ganas que me aviva, que usted enciende.
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