martes, 26 de enero de 2010

A ojos cerrados


Confianza, el pilar fundamental para toda relación y, más para una relación de dominación/sumisión. Es esa confianza la que permite la entrega y que tú ama te acoja, y con el tiempo nos damos cuentas y aprendemos que es por esa confianza por la que simplemente se obedeces ciegamente, porque sabemos que jamás tú ama te hará daño, a pesar que a veces se sienta cierto temor, por la que nunca se dudas, objetas o cuestionas una orden, sencillamente se hace, se cumple porque sus deseos son los tuyos, no se cuestiona porque se confía. Pero también se tiene que tener la suficiente confianza, para decir que cosas nos gustas, que cosas no, cuáles son nuestros límites, dudas, miedos, para hablar…

Ayer he vivo un momento con mi ama durante nuestra conversación, que me ha permitido darme cuenta de la confianza que tengo en Ella, mas allá de obedecer o no cuestionar una orden suya, porque existe una confianza en el Ama, pero también en la amiga, a pesar de la distancia, que ahora se, que es más física, que emocional. Jamás, nunca en la vida pensé confiarle algo tan mío a alguien distinto a mí misma, algo que es para mí; era solo mío, que no es fácil, que duele, que solo con el tiempo he podido sobrellevar y aun así nunca pensé compartirlo con alguien más, hasta ayer. Pero sentí esa necesidad, no sé si fue por ese sentimiento de pertenecerle por el cual me nació decírselo, y no me arrepiento de a verlo compartido con Ella, el sentirme bien ayer; ahora escribiendo, el no sentir esa sensación de temor dentro de mí me hace saber que todo está bien.

No me arrepiento de lo que le he confiado a mi Señora a ojos cerrados, la confianza no solo está en decir: ordéneme que yo cumplo ciegamente… no, yo lo concibo de otra forma, por eso quizás me cuesta depositarla en alguien más. Lo dicho me da dado cierta tranquilidad, me siento bien, aliviada, aunque luego me detuve a pensarlo, pero tampoco le di mucha vuelta, lo hecho, hecho estaba y, me siento bien, tranquila, esa es la única sensación que puedo sentir. Quizás necesitaba de eso hablarlo con alguien y me alegro mucho que haya sido con usted mi Señora, créame que ese abrazo lo sentí, me lo dieron sus palabras. Gracias.

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